Entre la ropa sucia.
Kaajani, Finlandia.Los integrantes de un equipo de fútbol sala de la localidad finlandesa de Kaajani pasarán a disposición judicial en las próximas horas, en las que se hará formal la acusación por robo de restos arqueológicos.
Los deportistas fueron detenidos el pasado viernes en el aeropuerto de Helsinki a su vuelta de El Cairo, donde habían participado en el campeonato mundial B de clubes de fútbol sala.
A la hora de revisar el equipaje, los policías del puesto de aduanas, descubrieron en el interior de la bolsa del utillero del equipo, entre la ropa sucia de los jugadores, una serie de huesos humanos envueltos en gasas.
Los aduaneros sospecharon al ver unas gasas “tan sucias y cubiertas de polvo y arena”, según informaron a este corresponsal, e interrogaron al dueño de la bolsa.
Al preguntar al utillero sobre el contenido, éste se mostró tan sorprendido como el resto del equipo y declaró que no sabía de dónde salía todo aquello.
Intentó justificarse frente a la policía diciendo que con las prisas, al acabar el último partido, recogió a bulto el montón de ropa que habían dejado los jugadores en el suelo y lo metió en la bolsa sin fijarse demasiado, y que quizás entre todo aquello se pudo haber llevado algo sin querer.
El análisis forense que se hizo a los restos humanos dieron un resultado más desconcertante todavía, ya que dataron la antigüedad de los huesos en más de 3000 años.
Un miembro del consulado egipcio en Helsinki se desplazó a la comisaría del aeropuerto y al ver el contenido de la bolsa confirmó que aquellos huesos eran muy antiguos.
Al informar a Egipto del hecho, desde El Cairo se le notificó que habían desaparecido los restos funerarios de uno de los hijos, el primogénito, del faraón Ramsés II de su tumba en el Valle de los Reyes.Los restos pertenecían a Amun-her-Kephesef, primer hijo del faraón, que aparece en La Biblia como una de las víctimas de las diez plagas.
Un experto egípcio se desplazó desde El Cairo a Helsinki para identificar el cadáver. El experto confirmó la identidad del mismo. Era el hijo del faraón. “Tiene el mismo arco supraorbital que su padre” declaró el egipcio a la prensa, “tardaremos tiempo en quitarle el olor a sudor” se quejó posteriormente.
El fiscal que fué asignado al caso declaró que la identificación del cadáver descartaba la acusación de asesinato. El utillero, al ser informado de aquello, fruto de la tensión y los nervios, sufrió un leve ataque epiléptico y fue trasladado a un hospital de la capital.
Al ser preguntado el fiscal sobre el hecho de que toda la expedición del equipo continuase en dependencias policiales, y que no se les dejase libres con cargos o como meros testigos, el letrado contestó que al contener la bolsa la ropa deportiva de todos los jugadores, técnicamente se les podía considerar sospechosos.
A la espera de juicio, sigue siendo una incógnita la explicación de cómo llegaron los restos del hijo del faraón a la bolsa del utillero, que sigue proclamando su inocencia.
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