Raros, pero no tanto
Chaplin, ConnecticutEl pasado miércoles quedó desierto el premio que anualmente designa a la persona más excéntrica del año en Chaplin, Connecticut. El veredicto del Jurado fue inapelable y no se otorgó a ninguna de las cuatro candidaturas que fueron presentadas. Bill Hayden, el portavoz del jurado del concurso que organiza el periódico “The Chaplin Sentinel” desde los años 70, declaró a este corresponsal que la razón que llevó al jurado a declarar desierto el premio fue la de que existían “razonables dudas sobre la veracidad de la excentricidad de los aspirantes”.
Según el jurado, los candidatos fingían ser excéntricos o en su defecto no lo eran lo suficiente por tanto, el saco de calcetines sucios que se otorga como premio, se quedará este año en las oficinas del periódico.
Los cuatro aspirantes al premio debían ser vecinos de Chaplin, y justificar su excentricidad a través de sus actos, opiniones o modos de vida.
Uno de los candidatos era Fred Wiseman, dueño de la principal ferretería de Chaplin que aspiraba al premio por primera vez. Aspiraba al premio por atender tras el mostrador de su tienda sin pantalones ni calzoncillos. El jurado descartó al candidato por considerar que atender en una ferretería sin pantalones ni calzoncillos no es una excentricidad si no una temeridad.
Otro candidato, Arthur Penebacker, responsable de la biblioteca municipal, aspiraba al premio por haber cavado un agujero de más de tres metros de profundidad en el suelo de la biblioteca. La razón de hacer tal cosa es que, según el bibliotecario, una raza de hombres mucho más evolucionados que nosotros vive en el subsuelo de la tierra en una sociedad perfectamente organizada, y él pretendía ser el primero en contactar con ellos.
El jurado dictaminó que tal comportamiento no sería excéntrico en el supuesto que se demostrase la existencia de la raza en cuestión, por tanto a la espera que se confirme no se puede considerar como rareza, habida cuenta que el bibliotecario lo justifica con teorías e hipótesis muy elaboradas, y siendo bibliotecario, “es probable que tenga más conocimiento que nosotros”, declaró el jurado.
La tercera aspirante era la señora Sylvia Akerman, vegetariana y orfebre, que afirma no haber tirado de la cadena de su inodoro desde hace más de un año y medio, y que actualmente tiene que hacer sus necesidades subida a una escalera.
El jurado, sin negar el mérito de la aspirante, no validó la candidatura ya que no encontró a nadie que se atreviese a ir a casa de la señora Akerman a confirmar lo que afirmaba haber hecho durante tanto tiempo.
El cuarto y último aspirante era Walter Ivens, antiguo boxeador y artista contemporáneo que se hizo famoso por pintar una serie de cuadros sobre anos.
El jurado alegó para descartarlo, que desde los años 80 no admitían candidaturas de artistas contemporáneos.
Por tanto el premio finalmente ha quedado desierto, y este año no se celebrará la cena de gala para la entrega de premios en la piscina municipal de Chaplin, velada en la que se vacía la piscina de agua y se llena de vacas.
Imprudencias inducidas
Samsun, Turquía.En la ciudad portuaria de Samsun, al norte de Turquía, un profesor de autoescuela ha sido condenado a seis meses de arresto y la retirada del carnet de conducir, por intentar repetidamente causar accidentes de tráfico al dar a sus alumnos instrucciones malintencionadas durante las clases de conducción.
Tarik Mustafá reconoció durante el juicio celebrado el pasado martes, que a conciencia dirigía a sus alumnos hacia calles en contra-dirección , pasos a nivel sin barrera, y precipicios.
Mustafá, que presentó informes médicos al juez según los cuales había sufrido una grave depresión a cusa de su reciente divorcio, aseguró que su intención era suicidarse, y que aunque lo había probado en algunas ocasiones, nunca se había atrevido a llevar sus intenciones a cabo, “por falta de valor” según él mismo.
Dirigiendo a sus alumnos hacia situaciones peligrosas mientras impartía las clases de conducción, Mustafá evitaba el terror que le provocaba la idea del suicidio, sustituyéndolo por la imprudencia temeraria y el deseo de causar un accidente de graves consecuencias.
El profesor reconoció ante el juez que sentía una especie de “ambigüedad emocional” en relación al papel que hacía desempeñar a sus alumnos en sus desesperados intentos de matarse a si mismo. “Lo sentía por ellos, pero, un accidente mortal lo podían tener igualmente sin mi. En definitiva la función de un profesor de autoescuela es poner a sus alumnos en situaciones reales” dijo en su defensa el acusado.
Varios de sus alumnos desfilaron ante el juez. Todos declararon que no sospechaban de las intenciones de su profesor, de hecho, la mayoría pensaba que Mustafá les hacía afrontar situaciones peligrosas para ponerles a prueba y afianzar más las nociones de prudencia y seguridad al volante.
Uno de sus alumnos explicó que en cierta ocasión, Mustafá le hizo salir de la carretera y dirigirse hacia el borde de un acantilado, cuando llegaron el profesor le indicó que siguiese recto. El alumno se rió pensando que bromeaba cuando Mustafá le suplicó que lo hiciese, el alumno se volvió a negar y el profesor desesperado, le suplicó sacando una cuerda de la guantera que por lo menos le estrangulase con ella.
En otra ocasión el profesor pidió a una alumna que aparcase en medio de las vías del tren, la alumna le hizo caso pero como era inexperta dejó el coche a una distancia tal que cuando pasó el tren, los únicos daños que provocó al coche fueron unos arañazos en la carrocería.
Cuando el martes en la sala del juzgado se dictó sentencia, Mustafá pidió al juez que la reconsiderase y le pidió que le condenara a muerte. De nuevo Mustafá no tuvo suerte ya que en enero de 2004, Ankara firmó en Estrasburgo un protocolo de la Convención Europea de Derechos Humanos sobre la abolición de la pena de muerte en todas las circunstancias, incluso en tiempos de guerra, como requisito para una probable ingreso en la Comunidad Europea. Un año antes Turquía ya había abolido la pena de muerte en tiempos de paz. Sólo se le podía condenar por un delito contra la seguridad vial.
Más que una obsesión
Los Angeles, Estados UnidosEn un comunicado de la oficina de prensa de la cantante Grey hecho público en la tarde de ayer, se expresa la satisfacción por la sentencia del juez que el miércoles declaró culpable de acoso a Philip M. Balooka.
La famosa cantante “Grey” declaró “ahora sí podré dormir tranquila” cuando se conoció la sentencia que Balooka tendrá que cumplir: tres meses de cárcel y la orden de no acercarse a la estrella a menos de 600 metros.
La obsesión de Balooka por Grey llevó, hace tres años, a este fanático seguidor de la cantante a encadenarse al parachoques trasero del todoterreno de la estrella mientras ésta compraba ropa en unas exclusivas boutiques. Era la primera vez que Balooka hacía público de este modo su admiración incondicional por la cantante, aunque había seguido su carrera desde sus inicios como actriz infantil en la serie “Doctor en casa” , obsesionándose cada vez más y más conforme los años pasaban y la actriz se convertía en una estrella adolescente del pop.
Cuando la cantante terminó sus compras y volvió a su coche, Balooka se había quedado dormido esperando, encadenado a la parte trasera.
La cantante no se dió cuenta que arrastraba a un hombre durante más de medio kilómetro, tampoco escuchó sus gritos ya que estaba oyendo su último single en el equipo hi-fi de su coche. Cuando notó algo, Grey paró el coche y se bajó. Asustada vió como un hombre, con las ropas rasgadas y el rostro lleno de tierra le sonreía desde el suelo. Llamó a una ambulancia que vino a llevarse al herido, que a pesar de haberse dislocado un hombro, gritaba que Grey le había salvado la vida al haber detenido el coche y que le estaría eternamente agradecido.
Fue la primera vez que Grey conocía de la existencia de su fan número uno y el más obsesivo y fanático.
Cuando Balooka salió del hospital ya sabía donde podía encontrar de nuevo a la cantante. Se había enterado por la prensa que Grey iba a rodar su último vídeo clip en un viejo edificio abandonado a las afueras de la ciudad y hacia allí fue el fan.
Balooka se escondió en el edificio durante la noche anterior al día previsto para el rodaje. A la mañana siguiente, desde su escondite, vió como unos operarios dejaban unas bolsas y paquetes alrededor de algunas columnas del interior del edificio y mas tarde salían de él desenrollando a su paso unos cables. Balooka pensó que aquello era material de la iluminación necesario para rodar el vídeo clip de Grey, pero Grey estaba fuera, bastante lejos del edificio, en su caravana, esperando a que la avisasen para rodar el plano final del vídeo clip. El plano consistía en que la cantante debía hacer detonar los explosivos dispuestos en el interior del edificio con una palanca y derrumbarlo una vez finalizada la canción. De hecho todo el vídeo clip estaba ya filmado y sólo quedaba ese último plano.
Según los expertos en marketing de su discográfica, Grey ya no se podía considerar una adolescente y debían dar una nueva imagen a la estrella, y hacer ver a sus seguidores que “Grey hacía ahora cosas de adultos” en palabras textuales de su agente.
Finalmente se rodó ese último plano y la cantante activó con la palanca la detonación de los explosivos, pero el derrumbe del edificio fue un fracaso y solo cayeron al suelo unos cacotes y medio techo sobre Balooka que seguía escondido en el interior. El golpe no le causó graves daños, y tan sólo se dislocó el hombro.
El fan volvió a ser hospitalizado y volvió a asegurar que Grey le había salvado la vida al no provocar los explosivos el derrumbe del edificio.
Meses más tarde, mientras la cantante era entrevistada en un programa nocturno de máxima audiencia, Balooka, que se había camuflado entre el público, intentó llegar hasta la artista con un ramo de flores pero los guardaespaldas de la cantante lo impidieron lanzándose contra Balooka y derribándolo. Las imágenes se vieron en directo.
A causa de aquello el fan se dislocó el hombro.
Meses más tarde, la mala suerte hizo que Balooka y Grey coincidieran de nuevo en la sala de urgencias de un hospital de la ciudad. Balooka llegó por una dislocación de hombro que se causó él mismo al intentar atornillar la placa del número en la puerta de su casa, y Grey fue ingresada de urgencias al sufrir un ataque de apendicitis. Ambos esperaron en camas contiguas a que les atendieran. Cuando la cantante se dió cuenta de la presencia del fan empezó a gritar y los guardaespaldas entraron en la sala y se lanzaron encima de Balooka que gritaba de dolor. El fan y los guardaespaldas cayeron al suelo, recibiendo todo el golpe contra el suelo el pobre Balooka. Curiosamente, al caer, de forma fortuita, el hombro se le puso de nuevo en su sitio.
Al día siguiente, la cantante había interpuesto una demanda por acoso contra Balooka. La sentencia se hizo pública ayer y Balooka fue acusado formalmente de acoso.